llueve en Macondo
la noche de ayer soñaba con que unos diminutos pedazos de planetas se estrellaban contar las láminas e zinc de las casas de los vecinos, sin despertar me dije, ah otra vez ese sueño de los pollos caníbales, pero nó, para mi sorpresa cuando me asomé a la ventana y despabilarme me di cuenta que era lluvia, agua callendo del cielo sobre la ciudad ardiente, removiendo ese olor a tierra mojada, poniendo en movimiento el viento húmedo que hace emerger mis recuerdos de la niñez, pero algo empañaba la gloria de esa hora, era el ballenato de un vecino borracho que se empeñaba en matar la magia de la lluvia, a mi parecer la primera del año.