domingo, octubre 30, 2005

Capítulo decimoquinto: historia de un blogger contada por él mismo

Durante la semana pasada no actualicé nada y se nota que a ustedes les ha importado. Estaba inmerso en un trabajo de investigación individual. Ya terminé la parte indagatoria* y ahora le estoy dando los últimos toques a la presentación final que será mañana, lunes. Digamos que recién me entero para qué sirve Power Point.

no se admiten aniñados.

El tema que elegí fue, una de cada diez personas podría ser la persona número diez. Bueno, ese no es el planteamiento verdadero, pero me habría gustado hacerlo. No me resultó complicado investigar el tema que no les voy a decir. Y la recompensa ha sido un trabajo del cual me siento orgulloso. Treinta páginas acerca de todo lo que uno tiene que hacer aunque no quiera, de lo raras que son las cosas, de los días que pasan y que uno no avanza, del desaliento, sobre el desamor y la inercia. Un escrito sencillo sobre un punto de vista y un montón de cansancio. En ninguna de todas sus páginas hay un adorno literario, ni un solo pensamiento profundo, ninguna imagen narrativa. Tiene todo lo que necesita un best seller. Quien sabe, puede ser que lo mande a encuadernar y lo envíe para el Premio Planeta.

Desde la semana pasada estoy en un grupo de trabajo. Por alguna extraña razón nos hemos integrado en uno solo los estudiantes más capaces del curso, los representantes del diario Súper Andrea y José Antonio, Juan Carlos del 4. Además de las exiliadas Tamaras, Anitas y Paolas. A las Cinthyas no las invitamos porque ya sabemos que a ustedes no les caen bien.

Si logramos nuestro objetivo entraremos en la historia del Ecuador. Sabrán de nosotros en la parte de crónica roja de los diarios de sus respectivas ciudades. Yo voy a ser el asesino misterioso del cual la policía no tiene rastros, y Andrea la chica encantadora que hace bromas inteligentes y que resultó ilesa. Sí, yo ya te la tenía jurada y todavía me falta el Hi5 =)

domingo, octubre 23, 2005

Capítulo decimotercero: banana republic

Todos los presidentes constitucionales de la República del Ecuador han sido raros, cuando no locos.

Por ejemplo, tanto me acuerdo de Abdalá Bucarán, pasaran trescientos años y lo veremos en Roma convertido en una estatua y dignificado a la categoría de santo.

Al hombre le daba por creerse Batman y que vivía en ciudad Gótica. Cuando nadie lo veía amarraba una cuerda en los candelabros históricos del palacio de gobierno y descendía a una velocidad endiablada rompiendo los bordados de los gobelinos del poder. Para los que no sepan, los gobelinos son el papel tapiz de color amarillo del salón presidencial. Pasaba zumbando por sobre las cabezas de sus ministros y el cuerpo de diplomáticos en pleno. Pero más que un super héroe parecía un enorme moscardón con alas de vampiro sideral que no lograba impresionar a nadie.

Una vez lo vimos en la televisión dando un discurso sobre la situación fiscal del país en mandarín. Por si acaso, el mandarín es el idioma de los chinos. Por un buen tiempo nadie supo de donde le había venido el segundo idioma. Hasta que la prensa lo descubrió fotografiado en la primera plana en reuniones extraoficiales con su similar del Perú y mejor amigo del mundo, Alberto Fujimori.

Por las noches hablaba con los retratos de los próceres de la patria y luego, él mismo se encargaba de guardar en las caballerizas a los caballos de la escolta presidencial. Una ocasión despertó a la mitad de la madrugada y vio que lo apuntaba a la cabeza con un rifle arcaico el cadáver insepulto del presidente García Moreno, tenía el rostro demacrado por la machetiza que recibió ciento cincuenta años antes en las gradas del palacio. Desde esa noche tuvo la costumbre de santiguarse antes de dormir.

El presidente Gustavo Noboa, luego de la misa del gallo, congregaba a los ciudadanos madrugadores con un cencerro de misa. Los cencerros son las campanillas que antiguamente usaban los curas. Una vez que tenía un buen número de jubilados y funcionarios públicos empezaba la mañana contando una ronda de cachos. Acá les decimos cachos a los chistes, no sé cómo les dirán ustedes en México. Y a los que no se reían, por decreto presidencial, ordenaba un juicio sumarial por traición a la patria.

Cuando culminó su régimen, y antes de ceder la banda presidencial al otro mandatario, tuvo que irse a esconder a la embajada de Puerto Rico. Allí permaneció casi un año el pobre, sin salir porque en las puertas estratégicas lo esperaba el ex presidente León Febres-Cordero con una docena de perros entrenados para despedazarlo. Las únicas visitas que tenía estaban prohibidas, pero los de las prensa se las arreglaban para tener sus declaraciones de cómo cocinaba la mujer del embajador y los comentarios deportivos del por qué los jugadores del Barcelona son tan brutos y los de Emelec tan borrachos. Los diálogos eran a gritos desde los balcones de los edificios de frente a la embajada.

León Febres-Cordero, el más importante líder político vivo del país y nombre de animal felino. Su régimen comprendido en el periodo del ochentaicuatro al ochentaiocho. La verdad es que entonces estaba muy chico como para acordarme, pero hasta estos días quedan los estragos de su temible política represiva que acabó con los primeros levantamientos guerrilleros en el país.

Recuerdo como si fuera ayer el día en que vino un primo de mi mamá, un tal Frías. El señor no tenía oficio conocido, ni un trabajo estable, ni nada que justificara el lujo de los vehículos aparcados en su cochera. La primera vez que lo vimos llegar por sus propios pies fue una remota tarde. Yo abrí la puerta y lo vi con la ropa sucia, con el aliento a aguardiente y con la cara de no haber dormido en muchos días. Le contó a mi mamá que había mandado a su mujer y a las hijas a Colombia y que él no había dejado el país por temor a que lo sorprendiera el escuadrón de la muerte en la frontera. Resulta que el señor con cara de político, camisas de hilo y de modales de Carreño en la mesa era el cabecilla de una célula del grupo clandestino Alfaro Vive Carajo. Mi mamá cerró la puerta cuando le contó su afán de ocultarse en la casa hasta que la requisa terminara. Creo que del miedo ella llamó a la policía. Desde esa tarde nunca lo volvimos a ver.


Capítulo decimocuarto: Y todavía falta más.

Anoche me acosté a las dos de la madrugada. Desperté y vi la hora en el fono, las ocho de la mañana. Según yo había dormido un día completo y ya era el amanecer del lunes.

Quise dormir un poco más, pero no pude. Creo que se me quitó el sueño por el cargo de conciencia de tener la ropa sucia acumulada en dos semanas. Me levanté, encendí la lavadora y, después, la bomba. En el tercer mundo sólo tenemos agua por bomba de succión y cuando se va debemos arrojar por el pozo en el centro de la alcea un balde amarrado con una soga. A veces los médicos de la Onu se enojan, pero ese es otro cuento.

Aunque estoy despierto desde las ocho de la media madrugada hice unas tareas pendientes, me entretuve barriendo el cuarto para no aburrirme, y para qué, todavía tengo energías. También tengo un cartón lleno de películas, ya me las vi todas, pero talvez me ponga a verlas de nuevo. Todas todas todas.

La semana pasada me dio por prestarles a mis amigos las que yo creía las mejores películas, trataba de adivinarles el gusto. A Anita le presté el Efecto Mariposa en la aparece el chico al que le digo el Efecto Mariposa, Colateral con el Ton Cruz y Celular protagonizada por la novia de Batman. A Paola, el Eterno Resplandor de una Mente Brillante con el, éste, Jin Carry. A Juan Carlos se me olvidó llevarle La Belleza Americana en la que aparecen el Hombre Araña cuando aún era chiro y la niñita que hacía de Merlina en los Locos Addams, ahorita me acuerdo en que hay una parte en que ella se levanta la blusa y el Hombre Araña la filma con su camarita, nunca me olvidaré de eso. Y finalmente, Tamara que me pidió que le preste una porno sólida. Já, no me crean, yo siempre miento. En realidad no me pidió nada, pero de todos modos pensaba llevarle la Pasión de Jesucristo pero también lo olvidé.

no, yo no vivo aquí.

Este creo que ha sido el post más extenso que he logrado escribir. Una evidencia de todo el tiempo libre que tengo. Se me ha ocurrido hacer más experimental a este sitio y no atarme a los mil quinientos caracteres regulares en cada post. Así que quedan advertidos. También quisiera sincerarme en otras cosas mas, pero ya está muy largo esto, yo mismo ya me aburrí.

martes, octubre 18, 2005

Capítulo decimosegundo: ranchito day.

Acá sentado frente a la compu, sin sentir remordimientos por la tarea que no hice hoy. Será porque yo no le hago caso a nada que no sea del tamaño de mi grandeza.

Debería de cobrarles por cada poste, en especial a los que no comentan. Se admiten bonos del Estado o fotografías de cuerpo entero de chicas bonitas, de preferencia sin ropa.

Apropósito, a la salida de la U, Anita me llevó a dar una vuelta en su automóvil nuevo. Tan aniñada la muchacha que no condujo porque tiene chofer. Entonces comprendí cuán grande es mi carestía, era la primera vez que me subía a un auto con vidrios eléctricos. Que cosa tan linda jugar con los botones. Fue un fugaz retroceso en la edad. Como en los tiempos de mi niñez cuando me divertía poniéndole granos de café tostado en el plato de la sopa de mi abuelo, para infundirle el temor a Dios que tanto quería mi abuelita.

forever and ever too fast.

Mi día laboral terminó hace una hora. Mañana sí tendré una jornada agitada. Tengo una hoja llena en la agenda de citas previas. Así es como yo le pongo a mis clientes, citas previas. De modo que si alguien quiere verme a las, no sé, pónganse a las cuatro de la tarde, pues a ver en la agenda. Toda la vida estuve creyendo que lo que a uno le daba la mayoría de edad era el cartón de la cédula de identidad, pero no, en realidad ha sido tener una agenda en la que anotas los nombres de las personas que hacen fila por verte o en qué hora debes de tomar la pastilla para la ulcera gástrica, la Ranitidina MK de trescientos miligramos, la bonificación es de diez mas cuatro, o si prefiere cien mas cincuenta, mire que los de Difare y Ecuaquímica son unos sabidos de mierda, yo le doy el siete por ciento de descuento y ellos apenas el cinco y el resto ni siquiera eso, se comen solitos la plata, qué mas quiere, por qué cree que no tengo carro, porque me dedico el día hacer feria mi sueldo, porque al fin y al cabo yo no estoy aquí para venderle sino para aconsejarle pues la felicidad no es una obligación.

domingo, octubre 16, 2005

Capítulo décimo: la alegoría de la hiper realidad.

De lunes a viernes, antes de salir a trabajar, estoy puntual frente al único espejo de la casa. Cuando mi mamá me ve listo para un nuevo día, empieza con el interrogatorio de que si acaso trabajas para los hermanitos. Y yo le respondo que no. Entonces, por qué estas vestido de camisa celeste y pantalón negro. Ese es el uniforme que obligan usar. Qué haces con ese maletín que usan sólo los hermanitos. Aquí llevo mis carpetas de Sophia. Y por qué andas a cargar a todos lados esa Biblia y yo le digo que no es nada la Biblia sino un libro que estoy leyendo, no le digo cuál porque si le digo que es del Gayli seguro me pregunta si ahora me creo Juancho, el del Gran Hermano.

En ocasiones me va bien en mi trabajo y mi día rutinario termina en algún Servipagos. Otras veces terminan de forma absurda, como el viernes en que me tocó visitar a un tipo tan cara dura que ni siquiera tenía desarrollado el instinto de auto conservación, porque ya era la enésima vez que le insistí cuándo va a pagar todas las facturas que tiene atrasadas. Sin levantar la vista del periódico me dice que mañana. Yo le digo ayer me dijo lo mismo. Y me responde, seguro mañana. Qué pena pero ya me dijeron que le diga que ya no habrá mañana. Y él me responde mentira. Y yo le dije, tendré que levantarle un informe. Hágalo. Y yo le digo esta bien, usted cargara con el peso de sus palabras y entonces, en lugar del informe, me toca hacer una llamada a la central y antes de terminar de comunicarles la novedad llega un furgón en cuyas puertas está pintado el inocente logotipo de la farmacéutica y en el techo lleva un letrerote que dice le estamos cobrando a un moroso y antes de que termine de detenerse, antes que el señor de la farmacia termine de leer el Bonil del día, se bajan cinco gorilas bárbaros que apenas si saben expresarte en lengua de cristianos. Enseguida arrancan los letreros y quedan los tornillos torcidos como muelas extirpadas. Saquean los aparadores. Sacan el cascarón de la pintura del color de la medicina de la fachada. Remueven los cimientos y las personas en el interior caen confundidas por la ventana. Buscan todo lo que pertenece al laboratorio y si la mujer del moroso está rica, también se la llevan.

Y antes de perderse en una esquina del camino, todavía agarrados de las puertas del furgón, me gritan que si otra vez caes con un cliente así te capamos, y yo digo, con que para esto quedé, quedé para ver cómo se llevaron todo, como dejaron un hueco en el terreno donde antes estuvo la farmacia. Ni siquiera me dieron como bonificación la colonia de Juancho que les pedí, qué desgraciados, malparidos, hijos de puta.


Capítulo decimoprimero: ya, enserio.

Hoy me desperté con la bulla que hizo mi hermano frente a la tele. Él estaba viendo como todos los domingos el programa del Guapo Vera por el 2. Entonces el muy burro comenzó a agarrar a patadas a la tele, porque según él no sintonizaba bien el canal. Mi mamá le gritó desde la cocina. Pero luego de un rato descubrimos que no era el televisor que fallaba, sino que desde el canal llegaba la señal distorsionada. Lo más sorprendente fue cuando el mismo Guapo Vera dijo frente a las camaras para toda la población nacional que los militares en complot con el defenestrado presidente Gutiérrez eran los culpables de la anomalía.

Sí, sí, eso mismo.

Desde entonces hasta esta hora no he vuelto a ver el canal. Estoy esperando a que sean las seis de la tarde para ver Sabrina. Si encuentro la señal dañada ahí sí me va a doler. A mí que me quiten la libertad de expresión, pero no el show de Sabrina. Ahora eso faltaba, militares desgraciados, por qué no le quitan la señal cuando están dando Doraemon, que ya me sé de memoria los diálogos de tanto que lo repiten y eso que ni lo veo.

miércoles, octubre 12, 2005

Capítulo noveno: si tiene un problema sin solución, póngase un blog.

Ya son quince días de cuando culminé mis prácticas en la revista de la Cámara de Industrias. No sé si sea por mi terquedad congénita, pero quería quedarme trabajando en ese lugar, y no porque fuera una realización personal, ni mucho menos porque me gustara recibir las órdenes caprichosas de mi jefa que me pedía que por favor consígame el horario de dormir del Secretario de Comunicación de la República. Esta bien doña Maruja. Averígüeme a qué hora llega el canciller de Irapuato. Esta bien doña Maruja. Dígale al señor Toral, cuando llegue, que se bañe porque no lo voy a recibir así de puerco. Esta bien doña Maruja. Si vienen los agentes de la DEA dígales que me morí de sobredosis de talco mezclado con pólvora. Esta bien doña Maruja. Riegue las tumbas de mis últimos asistentes que se suicidaron antes que usted. Esta bien doña Maruja.

No me habría quedado en este sitio por el sueldazo porque las secretarias que ahorita me acuerdo son bien nalgoncitas, me decían que lo que ganaban apenas si les alcanzaba para cubrir los gastos que generaba su propio trabajo, sino por sacarme la mala conciencia de estar estudiando una carrera que no aplico para nada.

Y para terminar de ponerme pesimista. Me proyecto al futuro donde termino con mucho esfuerzo los seminarios y obtengo por fin mi título de Periodista Profesional para al instante estudiar una carrera igual de inútil, publicidad. Y así, hasta que en una de esas me encuentre a mí mismo llegando atrasado a la segunda hora de Diseño de Interiores, me reprenden en un injusto estado de igualdad, y descubro que tantos años como estudiante apenas han servido para saber que he tenido siempre la misma edad de mis compañeros adolescentes.

PAUSA: Allí esta otra vez la canción del comercial de Sedal. Qué bonito. La escucho en el otro cuarto donde está el televisor encendido. Por eso digo que no vale la pena amargarse la vida por tonteras.

siga para adelante. no se quede.

domingo, octubre 09, 2005

Capítulo séptimo: la noticia Pilsener.

Un duro revés ha sufrido el mundo de los asaltantes de barrios y los pandilleros de colegios fiscales ante la temprana pero deseada muerte de uno de los mayores exponentes del arte del Perreo 2004.

El ajusticiamiento habría ocurrido en un hecho tan confuso que todavía no se ha podido esclarecer la circunstancia de la muerte, ni la identidad del occiso. Se cree que la víctima puede ser Luni Tun o Dadi Yanqui, “no importa, todos los perros se parecen”, ha declarado el asesino confeso que habría sorprendido al artista robándose una gallina de su propiedad. “Lo bajé a bala de los alambres del techo”, y lo remató cuando estaba dando tumbos de agonía sobre las piedras del patio.

Sin embargo, otra hipótesis indica que el homicidio habría ocurrido por una gresca entre pandilleros surgida en una fiesta de cumpleaños, indicó la viuda poco antes de preguntarnos si le daríamos dinero por sus declaraciones.

“El Perreo 2004 ya no será igual”, declaró el conocido Don Omar mientras le sacaba con alicates las muelas de oro al cadáver en su ataúd. “Qué pena que se haya muerto”, dijo, “me debía mucha plata”.


Capítulo octavo: llegué y ya quiero irme.

Tengo la extraña sensación de que he dormido todo el día. Siento como si acabara de amanecer, pero no. Son las nueve de la noche y yo acá con una taza de café que es el que tomo todas las mañanas antes de empezar el día. Juraría que acaba de cantar el gallo que el vecino tiene amarrado en el patio.

Esta tarde fui al cine. Cuando salí tuve la sensación de haber trasnochado. No me acuerdo el nombre de la película, pero si hubiera sido mala me acordaría. Como la de Sin City. Al terminar de verla me preguntaron, entendiste algo, y yo, ni madris. Qué película tan mala. Si piensan verla, piénsenlo dos veces. Y si les ofrecen a cambio de sus entradas una función de dos por uno en el Circo del Cholito on Ice, acéptenla.

tóma tu música. y tu sánduche.

A veces hay cosas mejores en la televisión que en el cine. Como el comercial de Sedal. El video es estúpidamente alegre, en comparación con el soud trank melancólico. Allí es cuando uno dice, qué canción tan buena, cada vez que la escucho termino llorando.

Apropósito de llantos. Mañana toca clases con dos profesores que se empeñan en hacernos perder el tiempo, y yo aún no he preparado mi mochila, ni he planchado el uniforme. Estuve buscando por todos lados mi lonchera de Rambo y apenas si encontré el termo debajo de la cama. Como si fuera poco perdí el chismógrafo de una amiga y la revista porno que me encomendaron. La tarea de matemáticas se la comió el perro y he olvidado cómo se hace el nudo de la corbata.

sábado, octubre 08, 2005

Capítulo sexto: todo mi amor.

Cuando tú sientas calor sin saber porque. Es que alguien desde lejos piensa en ti, créeme. Cuando duermes en tu cama y una llama te quemó. Alguien te busca. Yo te quiero en la distancia, colgada del estrés. Entre mares y ciudades yo te busco en donde estés. No se muy bien tu nombre, ni dónde te veré. Yo quiero. Quiero. Yo quiero que me quieras como soy. Yo quiero que me quieras porque sí. Un palacio en el espacio, sólo para ti. Yo sueño que me sueñas en color. Viviendo, y desviviéndote por mí. Para tí todo mi amor, todo mi amor. Busco por las calles tu inicial, tu mirada en un papel. Y te llamo y te reclamo dónde estás, contéstame. No se nada de tu cuerpo, ni tus ojos, ni tus labios, ni tu piel. Yo quiero. Quiero. Yo quiero que me quieras como soy. Yo quiero que me quieras porque sí. Un palacio en el espacio, sólo para ti. Yo sueño que me sueñas en color. Viviendo, y desviviéndote por mí. Para tí todo mi amor, todo mi amor. Sabes que no miento, esto es lo que siento. Para tí todo mi amor. Te quiero. Yo quiero que me quieras como soy. Yo quiero que me quieras porque sí. Un palacio en el espacio, sólo para tí. Yo sueño que me sueñas en color. Viviendo, y desviviéndote por mí. Para ti todo mi amor, todo mi, todo mi amor. Yo quiero que me quieras como soy. Yo quiero que me quieras como soy. Yo quiero que me quieras porque sí, como soy. Un palacio en el espacio, sólo para ti. Sólo para ti. Yo sueño que me sueñas en color. Sueño que me sueñas viviendo, y desviviéndote por mí. Como soy. Para tí todo mi amor. Para ti, mi amor. Todo mi amor. Yo quiero que me quieras como soy. Todo mi amor. Yo quiero que me quieras porque sí. Todo mi amor. Un palacio en el espacio. Para ti, sólo para ti. Yo sueño que me sueñas en color. Viviendo, y desviviéndote por mí. Para tí todo mi amor, todo mi amor.

border girl. la mujer más hermosa del mundo.

miércoles, octubre 05, 2005

Capítulo cuatro punto cinco: con la soga al cuello.

Anita Y Carlos Luís se casaron. No importó las veces que le dije a ella, arrepiéntete. Lo hizo y de buena gana. Es la primera vez que una amiga se me casa.

La verdad es que yo estuve esperando toda la semana pasada la llamada en la que me dijera, no nos casamos, pero ayer me timbró y le dije, el sábado a esta hora estabas casándote, no te arrepientes y ella me dijo que no, nunca.

Anita sabe muy bien que en toda decisión que tome yo estaré allí, llevándole la contraria. Sólo para mortificarla. El día que nazca el bebe le voy a insistir, ponle Ricardito, para que sufra el muchacho, para que aprenda lo que es bueno, porque los que llevamos ese nombre nos atormentamos una barbaridad, al menos eso dicen.

Lo que no me gustó fue que aquella noche ella estuvo llorando, como si yo me hubiera muerto.

A veces discuten muchísimo y se los he dicho, no tienen nada en común. Ella es locutora de nueve a once de la mañana en 11-Q y él de radio Disney en el horario de las tardes de domingo. Ella sube todas las mañanas por un ascensor que produce un lúgubre sonido de cadenas de penitente hasta el piso 25 del Forum, mientras él trepa las escaleras apurado, hasta algún piso del edificio del Comisariato de la Nueve de Octubre.

el feo Forum.

Un día lo fuimos a ver al trabajo y tenía cara de prófugo de escuela, le sacamos unas hamburguesas para alegrarlo. En otra ocasión me tocó poner los Mac flurrys porque el triste era yo. Eso se llama terapia grupal.



Capítulo cinco: una guerra de hombres.

Si yo veo en la calle, vestido de mortal, al Gayli me le arrodillo, me le santiguo, hasta un padre nuestro le rezo, y de paso le pregunto qué es lo que se fuma antes de escribir.

Yo no sé cómo un marica de esa calaña puede escribir una cosa tan hermosa con las mismas manos con que se ha masturbado. Maldito perro. Un día lo sabré y entonces yo tendré el poder y me acordaré con cierta compasión del pobre muchacho sin sueños, sin amor y sin dinero que escribía en un blogo muy afamado.

Los últimos días de la prensa es un libro bien maldito, sólo para hombres, caracho. Un día, mientras lo leía en clases, se me ocurrió recitar un elogio en voz alta para el autor. Paola logró escucharme y me preguntó, te le quitarías la ropa a quién. Claro, la muchacha exageraba.

incluye muchas mentiras.

Lo primero que hice esta tarde, luego de cobrar mi sueldo en el Produbanco del Mall del Sur, fue comprarme en la Científica, la mujer de mi hermano del mismo Gayli. Lei unas páginas, y lo encontré un poco aburrido. Confío en que mejore.

domingo, octubre 02, 2005

Llega un momento en que un blog llega a tener tanta fama que los amigos terminan por decirle a uno lo que debe escribir.

Por supuesto, ésta es la vida de Ricardo reallity weblog. El blog desconocido pero crucial en la historia de la humanidad.

Por tratarse de una edición especial y solicitada previamente al concejo editorial, he decidido separar mi vida por capítulos para disimular un poco la monotonía.


Capitulo primero: Tamara llega a las siete.

Fue a la segunda hora de clases del jueves que estuve conciente de la acogida que tiene este medio informativo. Tamara estaba a la mitad de su tarea de diagramación. Cuando me acerqué decidió ponerse más cómoda. Acostada en la incómoda silla y con las piernas extendidas sobre las de Paola me dice con dejo de mujer fatal, quiero aparecer en el blog. Y yo le digo que únicamente con la condición de que te dejes fotografiar como a las chicas de la Extra. Yo no sé cómo es que ahora tengo tanta facilidad para decir cosas absurdas, y lo que más me intriga es que no me devuelvan una cachetada. La fotografié al día siguiente sin que ella se dejara, durante una exposición.

Tamara FM.


Capítulo segundo: La chica que apaga incendios.

Paola es voluntaria del cuerpo de bomberos de guayaquil. La verdad es que yo no me la imagino en una situación incendiaria, pues es bastante delicada. El viernes la vi muy entusiasmada porque le tocaba guardia. Le dije mas o menos así, si quieres provoco un incendio. Y ella me dijo pirómano. O sea, mi voluntariosa contribución fue rechazada. No importa, ya veré qué quemo en el patio de mi casa. En eso estaba pensando cuando me pidió prestado el fono para enviar un mensaje, tal y como consta en la fotografía.

Paola MsM


Capítulo tercero: yo robot, y a mucha honra.

Bip, bip.