martes, mayo 18, 2010

no he ganado nada

el lunes de la semana, muy veraniego, con mi onda buena onda y algo consternado voy a preguntar que qué pasa que no me han dado mi premio nacional de literatura, por qué no me han entrevistado todavía en la tele, que ya tengo un montón de fotos listas en pose triunfadora ((antanas mocus con los pantalones abajo en conferencia)) para mandar a los diarios para ilustrar la noticia que por fin ricardo weblog ha dejado de ser un escritor anónimo, que necesito la plata pues previendo que me llevaría el premio ya me había hecho con algunas deudas. pero allí, una chica nada veraniega, nada buena onda y poco consternada supo decirme qué pena, pero no, siga participando y me entregó la hoja de los ganadores donde puedo asegurar, para mayor consternación todavía, hay una plana de la más rancia, ampulosa y esperpéntica culturosidad guayaquileña. motivo por el cual seguramente no gané, no se me ocurre otro motivo.

lista de culturosos

al menos me queda el consuelo que estuve cerca de llevarme el segundo lugar que fue concedido a guasmo sur, cuando todos sabemos que yo vivo en el guasmo norte. qué cerca estuve de llevarme el premio, sólo un error de unas cuantas cuadras de ladrones haciendo flow influyeron en mi contra. alguien dirá, ah, ricardo bien que quería estar en la lista culturosa, y la verdad es que no, pero si hay dos mil dolares de por medio puedo hacer concesiones o por lo menos fingir "debida obediencia" mientras me entregan la plata.

vamos a ver cómo me va después con mi liblog.

viernes, mayo 07, 2010

diciéndole a los suegros

luego de cruzar el portón de la casa de lorena y seguir lentamente a través del estrecho sendero de piedras chispa, me parqueo a la sombra del pino de la jardinera. apago el motor del carro.

lorena: te acuerdas lo que tienes que decir? —me pregunta lorena que va a mi lado.
ricardo weblog: señor ex presidente don mel zelaya, he venido a pedirle la mano de lorenita —respondo con cortesía.
lorena: bien —dice sonriendo—. bajemos!

salimos del carro. el día está nublado y la casa parece desierta. en ese instante se activan los irrigadores del césped creando una falsa garúa esquinada. miro al césped bañado en agua y de repente siento que es un mal presagio.

ricardo weblog: y si mejor venimos después, cuando ya se te note la panza? —le pregunto.
lorena: no, ricardo. hagamos esto de una vez —dice tomándome del brazo.
ricardo weblog: es que no sé. y si se pone bravo?
lorena: si se pone agresivo, me salgo tranquilamente de la casa contigo. no se acaba el mundo por eso.
ricardo weblog: y si mejor lo emborracho y le dedico esa canción de arjona, doña martha y don david. y cuando este bien happy le pregunto si le hace ilusión tener un nietecito? a lo mejor ni cuenta se da.

lorena se ríe.

lorena: no, tonto. cuando esta borracho se pone súper violento. es peor, ya lo has visto. además, mi mami ya se lo contó anoche mismo. ella tiene bastante tacto para este tipo de cosas. al fin y al cabo es mi papi y ya sabe para qué venimos, puede que al primer momento no sepa cómo reaccionar, pero después dale un poquito de tiempo y ya verás, todo va a salir bien —dice abriendo la puerta.
ricardo weblog: cómo me veo? —pregunto mirándome en el cristal de la puerta.
lorena: guapísimo, estas como para casarte —dice acomodándome el cabello para atrás. me había vestido con saco y corbata.
lorena: no demuestres miedo —continúa diciendo lorena mientras nos adentramos en la casa—. ni estés nervioso o triste. lo hecho, hecho está y no hay forma de cambiarlo. ok?

le respondo que sí y nos besamos para infundirnos confianza.

caminamos por la casa. muros impecablemente blancos y pocos muebles, como si acabaran de mudarse. aparentemente no hay nadie. el silencio es aterrador, escuchamos nuestros pasos por las baldosas. pasamos por la sala, seguimos por un corredor donde encontramos un triciclo volteado, y salimos a un patio interior algo descuidado que da a la segunda parcela donde está construida la casa, ésta vez de dos pisos, tiene altos muros blancos y cristales espaciados.

subimos tomados de la mano por una extraña rampa que tiene delgados maderos transversales separados a modo de escalones. una vez arriba, llegamos a una pequeña terraza que comunica con un salón de grandes ventanales enmarcados donde se mete libremente la luz del sol. asomada al balcón, junto a un par de pequeños arbustos en macetas, la mamá de lorena. al verla, la señora grita emocionada, lorenita. se funden en un abrazo conmovedor. lloran. se dicen cosas tiernas, dulces. la señora la toma del mentón y parece reprenderla en voz baja, con mucha dulzura. lorena mira al piso como una niña arrepentida luego de una travesura.

me acerco a la señora y le doy la mano. sonrío con mesura, no excesivamente, en la justa medida. entonces ella ya no parece conmovida, sino molesta.

la señora nos guía adentro de la casa. sentado en un mueble, fumando un cigarro, con su infaltable sombrero blanco, mel frente al televisor donde pasan un partido de futbol. su mirada cae sobre mi como un ráfaga de viento helado. entonces caigo en cuenta que estoy parado en la corriente del aire acondicionado. miro a lorena, ella me toma de la mano y nos sentamos frente a él. lo vemos apagar el cigarro y bajar el volumen del televisor. se toca el bigote. su sombrero está hundido casi hasta sus ojos. entonces me acuerdo que lorena me ha contado que mel no se quita el sombrero nunca, ni para meterse al agua. y se me viene a la mente la imagen de mel haciendo el amor con su esposa, agitándose desnudo, con el sombrero en la mano como un vaquero montando. aprieto los dientes para no reírme y toso cautamente para aplacar la risa.

lorena empieza hablar, pero él apenas parece mostrar atención. él toma una botella que tiene a la mano y sirve un trago en un pequeñísimo vaso de grueso cristal. para mi sorpresa, empuja el vaso hacia mi. lorena súbitamente se calla y yo la miro. delicadamente abre la boca sorprendida. sus ojos parecen decirme, está dándote confianza, bébelo. no sé por qué, pero en ese instante lorena se me hace idéntica a la chica del perrito en el comercial de la cola manzana.

le agradezco al señor y de un sorbo me bebo el licor. siento como si fuera fuego descendiendo por mi pecho. devuelvo el vaso en la mesa y me limpio las lágrimas. no distingo si estoy mareado por los nervios o el licor. las mejillas me arden y los labios se me entumecen. el mareo se vuelve oscilatorio y los dientes me duelen, como si me los hubieran arrancado de un golpe. por un momento pienso asustado, mel me ha envenenado.

mel: y qué lo trae por aquí? —pregunta con tranquilidad. su mirada es penetrante y, al igual que lorena cuando está nerviosa, aprieta los dientes con los labios ligeramente entreabiertos.

me pongo en pie. respiro profundo y observo a la mamá de lorena tomar asiento con mucha delicadeza, guardando una pose muy reservada y femenina con ambas manos cruzadas sobre el regazo, su expresión parece suavizarse con una media sonrisa. le sonrío a la señora. lorena me toma de la mano y la apega a su mejilla. el corazón se me tranquiliza y las cosas a mi alrededor se detienen. desaparece el dolor en mis dientes.

ricardo weblog: como es de su conocimiento, lorenita y yo llevamos dos años juntos —digo con tranquilidad, mirando de rato en rato a cada uno de los suegros—. en este tiempo hemos aprendido a conocernos y ha surgido entre nosotros un amor muy fuerte que nos ha llevado a la decisión de unirnos para formar una familia. de modo que he venido aquí, ante ustedes, señora, don, con muchísimo respeto a pedir formalmente la mano de lorenita para que sea mi esposa.

me quedo en silencio, dejando espacio para que ellos respondan. miro a la mamá de lorena, parece silenciosamente horrorizada. observo a mel, no para de tocarse el bigote. me mira con mucha atención, como si le hubiera causado gracia lo que dije. me parece que tras su bigote oculta una sonrisa no sé si burlona, pero sonrisa al fin. lorena me besa la mano y me sonríe. siento que el miedo y la duda se hacen pedazos.

mel se despeja ruidosamente la garganta. lo miro respetuosamente creyendo que va a decir algo. pero simplemente se pone en pie y suelta una risotada limpia, franca, honesta. yo también me sonrío, muy conforme conmigo mismo y miro a la mamá de lorena que mantiene un semblante circunspecto. luego veo a lorena, ella me mira asustada. entonces dejo de sonreírme y quedo muy consternado. me siento a su lado sin soltar su mano, apretándola fuertemente. mel se acomoda su sombrero y se va contento. lo escuchamos reír mientras se aleja.

lorena: qué le pasa a mi papi? —pregunta lorena.
señora: está hecho el idiota —dice la señora.
lorena: no le contaste? —pregunta lorena acercándose a su madre.
señora: sí —responde tajante, muy seria.
lorena: y qué te dijo?
señora: nada, se puso a reír como ahorita.

en ese rato, como un fantasma, mel reaparece en la sala poniéndole las balas a una escopeta de doble cañón. ya no parece tan contento, sino hosco, sudoroso, le tiemblan las manos. yo levanto las manos. siento como si un camión me hubiese arrollado sin causarme daño, tengo la certeza que indudablemente voy a morir y la única manera de salvarme es brincando a través de la ventana como en las películas. veo mi vida pasar ante mis ojos, la caja de plastilinas con la figura de una chinita que usé en el jardín de infantes, la ocasión en que casi me ahogo en un río, el primer día de clases en el ciencia y fe, la primera vez en que lorena se hizo pis mientras se la chupaba.

mel: ya te jodiste conmigo pobre cabrón huevos azules —dice quietamente mel apuntándome.
señora: qué haces? estás loco? —pregunta la señora.
lorena: papá, no seas ridículo —dice lorena enfurecida, poniéndose en pie.
mel: cállate muchacha, esto no es contigo. sino con este cabrón que no supo cómo mantener la bragueta cerrada.
ricardo weblog: pero qué hace? por favor baje su arma —exclamo asustado, tembloroso, con la manos arriba.
señora: no hagas una estupidez julio. es que tú no cometes errores? tú eres perfecto? —le grita la señora— de los errores aprendemos todos.
mel: no te preocupes ahorita mismo arreglo este error. sólo te va a doler un poco, muchacho —me dice.
lorena: qué te has creído para insultar y gritar a mi enamorado así, espero que te acuerdes bien de esto —sentencia lorena con firmeza—, pues cuando nazca, tú serás el primero en estar encantado con la criatura.

mel rastrilla el arma, se me acerca dos pasos y apunta a mi pecho. apoya con fuerza la culata en su hombro y separa los pies.

mel: pobre, sí que tienes un problema. estas preñada —le habla con firmeza a lorena sin voltear a verla, mirándome fijamente como un loco— y te quieres casar con alguien así de inmaduro y de animal que te jodió la vida. cuantos años tienes? —me pregunta despectivo.
ricardo weblog: treinta!
mel: treinta años, treinta —reflexiona—, nunca madurará! mejor lo termino ahora y tú muchacha tonta, ahorita mismo te me haces una bajada de máquina.

lorena decisivamente se acerca a mel, está muy encrespada, tiene las manos cerradas.

lorena: nadie y menos tú puede separarme de ricardo —habla despacio, enérgica. está tan enojada que tiene los pelos parados— y otra cosa, yo ya decidí tener al niño y voy a defenderlo con uñas y dientes contra el que se oponga.

mel mira con rabia a lorena. ella le sostiene su mirada desafiante. él parpadea un par de veces, su ímpetu comienza a tambalear, ya no está tan decidido a dispararme. siento que el corazón me vuelve a bombear.

señora: tú sabes bien cómo es tu hija —dice la señora con una tensa calma—. cuando una cosa se le mete en la cabeza, no hay cómo sacársela.
mel: en eso se parece a ti —responde mel bajando lentamente el arma.
ricardo weblog: entonces, puedo casarme con lorena? —pregunto todavía con las manos arriba, las piernas me tiemblan.

mel no responde. parece derrotado. agarra la escopeta por el cañón y apoya la culata en los tablones de madera lustrada del piso.

señora: mejor regrésate a tu casa, hijo —me dice la señora.

lorena se aferrada a mi. niega con la cabeza mirando a su madre.

lorena: si él se va, yo me voy con él y no vuelven a verme nunca mas —dice con entereza.
señora: entonces regresa más tarde tú sola —replica la señora.

salimos de la casa emprendiendo el camino de regreso por donde vinimos. entramos al carro, las manos me tiemblan. nos abrazamos, siento como si hubiera vuelto a nacer.

ricardo weblog: tu familia me odia —digo con pesar.
lorena: no es eso. sólo deben acostumbrase un poco a ti —dice.
ricardo weblog: creo que nunca se acostumbraran a mi. seguro creen que soy un oportunista, un chiro muerto de hambre. esto fue un desastre.
lorena: cálmate, no es tan grave. cuando el novio de mi ñaña mayor vino a pedirle la mano le fue peor. mi papi lo echó a patadas. pero ya ves, se casaron.
ricardo weblog: y cómo lo hicieron?
lorena: fueron al programa de laura para que les ayude!

escuchamos un par de disparos. un grupo de aves pasan volando despavoridas sobre nuestras cabezas.

ricardo weblog: qué pasa? —pregunto volteando a mirar asustado. esperando la llegada inminente de mel.
lorena: nada. sólo debe ser mi papi, como se quedó picado, se desquita disparando a las palomitas —dice y añade poniéndose el cinturón de seguridad—. pero por si acaso, vámonos rapidito. ya?

enciendo el carro y salimos presurosos. suena otro par de disparos. miro por el retrovisor. una paloma cae en espiral al piso.

sábado, mayo 01, 2010

five minutes ago

le cantaba al oído a lorena que ha pasado toda la tarde en la cama hecha la vaga:

arroz con leche me quiero casar con una señorita que no quiere ir a cenar, no sabe coser, no sabe planchar, pero igual sabe bien tirar.