lunes, noviembre 27, 2006

capítulo nonagésimosegundo:
hey! arnold, hello, deja el show


Hey! arnold!

ecuatorianos, ecuatorianas y ecuatorianitos, les traigo grandes y terribles noticias. atención. estoy escandalizado por la carga sexual de una supuesta serie infantil llena de segundas intensiones e insinuaciones eróticas perturbadoras. me refiero a la teleserie animada hey! arnold que se transmite por teleamañados a la hora más tranquila de la tarde.

todo comienza con un grupo de niños y niñas que entran a la adolescencia en un colegio público donde las clases inician el día más caluroso del verano. aquello es un claro símil de una adolescencia calenturienta. entre ellos destacan el personaje principal, un chico llamado arnold que tiene una cabeza alargada, su mejor amigo tiene la suya puntiaguda y luce en su suéter rojo el número dármico ((según el tercer testamento que aun no ha sido escrito)) de la potencia eréctil masculina, el 33. y otro chico tiene una naríz muy alargada. barras, trompas y otros símbolos fálicos son los componentes gráficos de éste programa.

los pequeños, a lo largo de las historias reprimen su sexualidad, mientras que helga, una extraña niña que es su gurú sexual, ofrece terapias contra la inhibición tales como, “apártate, cabeza de balón” y “vamos, cabeza de balón”. la cosa se agrava cuando arnold encuentra a un chico, que incapaz de asumir su identidad sexual, cree que es una barra de chocolate y juguetea mórbidamente con dos minúsculos ejemplares de barras de chocolate en cada mano.

poco a poco las cosas van aclarándose y las debilidades de cada uno es evidente. por ejemplo, el protagonista, constantemente está a punto de hundirse en la perversión, simbolizada por la falda que usa en todos los capítulos.

el final, evidentemente, es feliz. la relación, entre los chicos es saludada por los mayores por una masiva erección de risas. y todos se van juntos y felices a vivir apartados su sexualidad comunitaria que en ocasiones, en medio de los comerciales, alcanza grados orgiásticos.

llega un punto en que todos superan sus traumas y terminan aceptándose a sí mismos. helga acepta su derrota y deja de toquetear a arnold. y el abuelo decide reprimir sus terribles impulsos pedófilos. todos aprenden a vivir con sus perversiones.

no es que yo sea un exagerado o un alarmista o que esté alucinando. pero si yo tuviera hijos no los dejaría sentarse frente a la televisión. es mas, pondría una denuncia en la oficina de la federación moral de alianza país del presidente correa que por cierto es mi mejor amigo. los niños no pueden estar expuestos a este tipo de influencias nefastas y degeneradas como las de la serie hey! arnold, por eso pido el ministerio de educación y cultura para combatir contra este tipo de influencias nocivas. atentos, padres. no se dejen engañar. hay que estar siempre vigilantes para combatir a este tipo de lacras de la sociedad que se visten de oveja con el inofensivo traje de una teleserie infantil.

jueves, noviembre 16, 2006

capítulo nonagésimoprimero:
manual para ser aceptado

por el eminente profesor y científico R. J. weblog

la asertividad.-

cuando estés frente a otro ser humano, muestra atención a lo que haces y lo que el otro hace. si no tienes claro hacia dónde debes ir y lo que esperas lograr con el diálogo asertivo, tu comportamiento perderá fuerza y dirección.

tu meta no es que el otro comprenda la diferencia entre el bien y el mal, ni tampoco caigas en la trampa de filosofar sobre el egoísmo. no importa que el otro no entienda tus motivaciones, sólo debes hacerle entender que no estas de acuerdo con su manera de proceder. si no cambia de conducta, luego verás lo que haces, pero por ahora lo único que debes hacer es “sacarte la rabia acumulada”. mierda.

por ejemplo, si estás en un asalto a mano armada y quieres mostrar tu inconformidad, puedes decir: “señor ladrón, yo quiero manifestar abiertamente mi rechazo hacia éste modo de proceder, quiero que pare en éste instante su actividad”.

recuerda, si un amigo tuyo te está asaltando y te dispara y te quita el habla, entonces, no es tu amigo.