viernes, diciembre 31, 2004

es otro fin de mes sin novedad.

Este año lo termino buscando empleo, aquí junto a mi tengo el diario destripado, no salió nada bueno, pero no pierdo las esperanzas de encontrar un trabajo fabuloso en el cual tenga que presentarme cada quince días a cobrar mi sueldo.

No es para tanto, sólo busco un trabajo que me permita ganar lo suficiente para seguir viviendo que eso es lo que necesito para ser feliz, además para darme el lujo de comprar libros aniñados y botarlos a la basura si resultaron aburridos. No es que no tenga ambiciones, sí las tengo nomás que no se me notan por culpa de este sueño atrasado que lo vengo arrastrando desde hace varios días sin encontrar una cama dónde dejarlo tirado.

Lo que quisiera es ganar dinero haciendo lo que me gusta, escribir y tomar fotos, para luego no estarme quejado de un empleo que me causa tanto entuerto.

El martes apareció un anuncio en el que necesitaban un editor de no sé qué cosa. Con mis datos de la U, mis cursos de cumpu y de ingles mal trecho formé una hoja de vida y los anexé con una carta que parecía una declaración de amor. No encontré respuesta. Así mismo, al día siguiente necesitaban un fotógrafo en el Manantial, junto a la farmacia Fibeca donde ocurrió uno de los crímenes mas promocionados del año. No pude ir, más fue la pelea que me lleve con mi madre. Ese es otro signo inequívoco de que necesito echar el vuelo de mi hogar.

Por ahora lo único asequible que aspiro es dormir, espero lograrlo sin sentimientos de culpa que me interrumpa el sueño, y por supuesto, sin música de cholos que es la que les encanta escuchar a los cholos a todo volumen con los parlantes que prefieren comprar en lugar de la comida para sus hijos.

Una reflexión de urgencia que la plagio del blog de Angelus, no debí de haber nacido pobre.

martes, diciembre 28, 2004

6:30 pm.

Tengo la impresión de que este lugar es tan propicio para dormir que estoy considerando tumbarme sobre el teclado, sacarme los zapatos y soñar a pierna suelta. Se me cierran los ojos de tal manera que creo terminaré de escribir esta cosa con la ayuda de la señora que atiende el ciber.

Pero mi sueño tiene una cura, está a unas cuadras, en mi casa, en la cama que duermo siempre. Basta con tirarme allí y ya, ese es el conjuro, me amanezco con los ojos bien abiertos pensando y resolviendo los problemas del mundo con soluciones tan reales y sustentables que me parece imposible que a nadie se le ocurriera antes.

Las noches han sido tan calurosas que me he despertado a la mitad de la madrugada con las sábanas ensopadas en mi propio sudor, y es muy curioso eso, porque yo no sudo ni aunque me pegue de lleno la luz espesa del sol en el momento mortal del medio día en que se desbarata a gotas de hierro fundido. Pero estoy allí, en la oscuridad, sudando como tapa de olla, haciéndome un estrip tis sonámbulo.

Ya me voy a dormir, sino, me tumbo en la cama y me pongo a pensar en la manera de cómo meterle nuevos aires a este blog que buena falta le hace. Pero antes de eso quiero escribir sobre una muy agradable sorpresa que me llevé esta mañana. Me encontré a la hora menos pensada para una cita, las once, a una amiga, Mónica y conocí a su pequeño hijo de poco menos tres años. No escribo nada más sobre ellos, porque no habría post magistral en el mundo que lo justificara, además hay cosas que quiero dejármelas para mí, aunque ahorita que lo pienso mejor no tiene sentido que lo haya mencionado.

sábado, diciembre 25, 2004

ven a buscarme.

Llegó tarde de su trabajo, era tan tarde que el aire salado y lleno de polvo del día se había asentado debido a la humedad del frío prematuro y fuera de tiempo de la noche. Cerró la puerta de su casa, la aseguró con ambas trancas, la de arriba y la de abajo, agarró el mango y lo removió para estar seguro que durante todo el tiempo que el permaneciera dentro de su hogar, la puerta café quedara firme y no se abriría desde afuera sino a palazos de buey.

No se metió al baño, no se lavó la cara, ni los dientes, no descargo su vejiga llena ni cumplió con ninguna de las costumbres de su ritual que lo mantenían aseado desde los primeros años de su vida. Se dirigió a la cama con su paso sonámbulo y se dejó caer pesadamente. Los resortes se comprimieron bajo su peso. Se quitó uno y luego el otro zapato, se arrancó las medias sin esfuerzo y las enrolló dentro del zapato y los soltó a un costado de cama, como dos barquitos de juguete que habían naufragado en una caminata de rutina.

Dejó las luces encendidas, se olvidó del tacho de basura rebozado de hormigas, las cortinas pesadas corridas y el ventilador vibrando inútilmente en la cabecera de la cama para que las pesadillas se oxigenaran mejor. Contempló el techo con su mirada triste, recordó su remota niñez y con los ojos abiertos se quedó durmiendo su muerte.

jueves, diciembre 23, 2004

los chicos no lloran.

El comercio se agudiza en estos días. Acabo de pasar por la bahía de guayaquil, que es el mayor centro de comercio informal del país. Todos andan navideños, todos cargan gorros de papá noel y se insultan a la madre bajo el sol ardiente de la diez de la mañana mientras le pitan al semáforo para que se apure a cambiar de color.

Tan grande es la fiebre de la navidad que hasta el Lucio hizo cadena nacional la noche de ayer para felicitar a todos mis conciudadanos para felicitarles y desearles una muy ballenatera y salsera navidad y una alegre borrachera de fin de año.

Cuando era chico, lo que más me gustaba de la navidad era que el 25 siempre pasaban caricaturas navideñas, los cazafantasmas navideños, los picapiedras navideños, los simpson navideños. Ahora las cosas siguen igual, las televisoras nacionales repiten interminablemente su repertorio de box boni y los cazafantasmas, y seguramente lo seguirán haciendo hasta los días en que mi octava descendencia decida fugarse a otro planeta.

A diferencia de mi niñez, me doy cuenta que la verdadera navidad y las verdaderas ansias se suceden la noche del veinticuatro, que es cuando los mayores andan por toda la ciudad sin encontrar un sitio en que se sientan en paz con su propio pellejo, así hasta la media noche, en que la comida y la bebida han llevado al éxtasis a los habitantes de esta ciudad y amanecen tendidos sin pena ni gloria al día siguiente, atravesados en las calles sin zapatos y con una borrachera de dos mil años. Feliz navidad.

percebe.

sábado, diciembre 18, 2004

never ever had.

Tengo una cábala, nunca escribo los sábados, mejor dicho, dejé de escribir los sábados porque cada vez que lo hacía ocurría algo malo. Por lo que no me responsabilizo si mañana el mundo amanece trastornado por una tormenta que lo sacó del rumbo de la órbita planetaria, ni será mi culpa si el sol amanece sin combustible, no habrá sido mi intención si un millón de cristianos se vuelven musulmanes, pues mi necesidad de expresarme es mayor a cualquier catástrofe que acarree el exterminio del mundo.

El personaje del Otoño del Patriarca nunca sintió tristeza, ni desidia de sí mismo, ni rechazo contra su propia conducta. Solía decir, yo no me deprimo, a mi no me pasan esas pendejadas. Pero creo que lo que realmente caracterizaba a ese personaje era que a pesar de ser un ser espantosamente viejo y cruel, nunca en ninguna línea, en ningún párrafo, se dió el lujo de crearse sufrimientos y eso era lo que lo volvía un ser tremendamente triste y solitario.

Otra cosa, a mi no me gusta opinar sobre el estado de la humanidad, porque eso es crear conflictos y con los que tengo son suficientes. Prefiero contar fracciones de mi vida, a manera de relatos dosificados dulcemente con gotas de ficción para que mi vida no parezca una mentira, sino para que aburra menos.

Creo que este post ha sido tan mal logrado que no cuenta como tal, así que dios sabrá comprender. Yo cuento con su indulgencia para que cada ser viviente se levante mañana y comience con sus labores sin mayores contratiempos que los del reloj. Amen.

miércoles, diciembre 15, 2004

encuentro blog.

El viernes a las ocho y treinta de la noche se organizará una reunión en el bar El Manantial de la ciudadela Urdesa ubicada al norte de la ciudad, de la comunidad blogger guayaquileña que al igual que el grupo literario de los tiempos del Guayaquil antiguo, lo conforman un pequeño grupo de jóvenes rebeldes e intelectuales en una sociedad que pone sus esperanzas en todo menos en el futuro. Por lo que cualquier blogger, de cualquier nacionalidad, de cualquier estrato y color que tenga los medios necesarios para mover el mundo queda citado para la parranda cultural.

Es una pena que yo no pueda ir, pero creo mis compañeros se las arreglarán sin mi. Tengo mucha curiosidad por conocer al manaba que ya lo he visto en fotografías y lo que más me ha sorprendido, ha sido que es exactamente igual a la imagen que me había hecho de él en mi mente por su manera de escribir.

Cuando empecé en esto de los blogs yo estaba bien creído que era el único en la ciudad, hasta que un día, de pura casualidad, me topé con la página de Aldo Dager que aparte de bloggero se servidor independiente es cantante y cuyos conocimientos de computación han sido renombrados por El universho, el univershooo. Todo un caso perdido el muchacho, pero algo me dice que si llegase a conocerlo me llevaría muy bien con él, o talvez no, quién sabe.

Cuando constaté que el Aldo era de Guayaquil sentí como que si otra botella de náufrago hubiera sido lanzada al mar. Luego, aquel mismo día me di con el inesperado link del manaba, y no se ocurrió que en éste mundo existiera algún otro manaba que los nativos de provincia de Manabí que está más arribita de la mía y que tienen fama de ser fogosos y unos apasionados a tiempo completo. Le di clic con curiosidad y entré a su página y dije, vé, pero éste man sí que ha sido.

domingo, diciembre 12, 2004

línea imaginaria.

La noche de ayer, luego de tanto meditarlo, llamé a Paola, creo que me contestó su mamá. Después de una larga lista de datos nominales, mi nombre con el apellido incluido, de dónde la conozco, que de qué sitio la llamo, etc etc etc, me advirtió, pues para que lo sepa Paola está casada. Y mientras yo pensaba, no señora, no quiero tirarme a su hija, le dije, claro, sólo la llamaba para saludarla. Ni siquiera pude terminar de decirlo, lo que escuché fue el tono del teléfono colgado.

No me gusta mucho hacer llamadas telefónicas, salvo cuando tengo deseos de hablar, cosa que últimamente ocurre muy rara vez.

La otra noche Paola fue a visitarme a la U y me dijo con autenticidad bíblica, lo que a tí te falta es labia. Y puede ser cierto, creo que sin darme cuenta me estoy resignando a quedarme solo y completamente incomunicado.

Quiero hacerme la idea de que puedo vérmelas con toda clase de problemas, aguantar de todo sin decirle una palabra a nadie, sin siquiera reflejarlo en el blog. Sin que, supuestamente, mis amigos se llegasen a enterar. Como tener una doble vida, como el personaje de Taxi Driver, un héroe urbano con dotes de mártir.

Está decidido, voy averiguar cuánto costará un taxi y un arma automática de treinta y tantos milímetros en combo a 24 meses plazo en Créditos Económicos con mi recién estrenada tarjeta Credicard.

jueves, diciembre 09, 2004

ingrávido.

Por la mañana este ciber fue asaltado. Un grupo numeroso de hombres de edad indeterminada entró intempestivamente, robaron la venta del día al señor que atiende y arrebataron a un cliente su celular, para salir a la carrera y cruzar a volandas la congestionada avenida Domingo Comín sin que un busetero de esos salseros ballenateros borrachos que asesinan niños de escuela no les hiciera el favor de arrollarlos.

En estos momentos el ambiente está como si nada hubiese ocurrido. Es un típico ciber del sur de la ciudad de Guayaquil a las nueve o diez de la noche. Un niño juega plei esteishon en una computadora y unos muchachos con cara de pandilleros entran y son atendidos cordialmente por el dependiente.

Los letreros de aviso de prohibido ver pornografía siguen atónitos pegados en las paredes azules, las fluorescentes alumbran su luz de velorio hasta la hora en que la muerte se les contagie y se fundan.

Y un hombre de edad madura, a mi izquierda, mira pornografía sin autorización. Irrespeta el aviso pegado con una gruesa cinta transparente que seguramente propuso la propietaria del ciber que es de religión evangélica al sentirse ofendida por tanta majadería, pero que vergüenza con usted señor, tan viejo y viendo cochinadas.

domingo, diciembre 05, 2004

letra muerta.

Es sábado por la mañana, las once, estaba en el sitio de siempre, aspirando humo de cigarro, aguantando polvo y escuchando música de cholos, no aguanté más y me escapé, pensando que este sitio frente a la cumpu es el mas sensato para estar.

Anoche, es decir, el viernes por la noche, salí como que si me dirigiera para la u, no tenía exámenes pero igual no quería permanecer encerrado en ningún sitio, así que no me dió pereza alistarme, armarme de mi cámara y el teléfono celular del cual no se por que siempre lo ando a cargar y me dirigí a mi antigua universidad, la Estatal de Guayaquil, en la que estudié Sistemas Informáticos por dos semestres y que los corté un buen día en que me decidí que no volvería ese puerco lugar a recibir clases, ni mucho menos vaciar mis bolsillos en esas filas bien malditas donde debía esperar horas de pie aguantando el sol canicular de nueve a doce del día para pagar doscientos dólares con el mismo entusiasmo como si me los regalasen.

Recorrí los antiguos bloques y no me parecieron tan cotidianos como hace tres años, estaba al mismo tiempo igual y cambiada, había propaganda comunista en cada pared del mac donal, el garabato y la oz de la madre rusia proletaria en el docucentro xerox, y en carretita de la señora que vende chifles al mismo precio de los cigarros estaba mal pegada, la cara triste y visionaria del che Guevara luciendo su bigotito que le copió a Cantinflas con el mal argumento comunista de que las cosas son de quien las necesita. Todo ésto estaba sobre empapelando las democráticas listas de dirigentes estudiantiles sabidos que prometen cosas que nadie puede comprender pero que da igual, nunca las cumplen.

Lo reconozco, me ha dado una rabieta y empecé a despotricar contra medio mundo. Me pregunto si Ghandi en su infinita bondad humana alguna vez habrá puteado a algún colaborador suyo por haber puesto, donde no era, un cellito que afirmaba que la paz mundial estaba contenida en aquel mismo papelito que la proclamaba. Pero a escondidas, con la puerta bien cerrada, asegurándose que no halla nadie cerca escuchando, sin más presencia de vida en el cielo que las aves gigantes que devoran cristianos en la India de aquella época, asomándose por la ventana y cerrándola firmemente para que la pueteada histórica no llegase a difundirse por el mundo y salpicarle de palabrotas su biografía.

completamente solo.