miércoles, agosto 31, 2005

run.

La noche de ayer hubo una mesa redonda en el auditorio de la Laica. En esas situaciones Cinthya es la brigadier de nuestro curso y cada cosa que queramos hacer u omitir hay que comunicárselo con anticipación a ella para que se lo informe a su superior para que así nos hagamos la idea de que la autorización viene desde las más altas esferas. El tema se trataba de bla bla bla. Marchó de forma normal hasta el momento de las preguntas dirigidas por el público. Fue entonces cuando Tamara, que estaba junto a mí, me pidió que llámala a Cinthya. Le dije que eso no podía ser. Acaso ya no eres su amigo. No es eso, lo que pasa es que la reconciliación no duró ni una semana.

No le quise contar que el miércoles de la semana pasada, cuando le lanzaba bolas de papel a Anita porque estaba pasándose de perruña con una tarea en clases, sentí una mano extraña que me picaba el hombro y que resultó ser la de Cinthya que quería decirme si quieres ir a una fiesta. Y yo le pregunté dónde. En la casa de Stefany. Cuándo. El sábado. A qué hora. A las diez, espérame en la gasolinera de la floresta. Está bien, allí estaré y allí estuve aguantando el frío por más de una hora, esquivando las esquirlas de las botellas de una pelea de borrachos que no me arriesgue a ver cómo terminó, con un regalo de cumpleaños en una mano y en la otra un teléfono escribiéndole a Princesa de las Tinieblas para hacer más soportable la espera de los primeros minutos. Luego, la penumbra, se pobló por un silencio inmóvil que fue interrumpido por los saltos de pulga de los estambres de espinas arrastrados por el viento helado que irrumpieron sin sorpresa y en silencio por un ventanal roto y finalmente salieron por una vetusta puerta abierta. En aquel instante recibí un mensaje de Anita en el que me preguntaba qué tal te va con tu cita.

Nunca llegó, y nunca antes me había sentido tan enojado como esa noche. Qué ganas de putearla, se los juro. Pero ella tenía el teléfono apagado, como que se las olía, y mientras más llamaba y contestaba la grabadora, más rabia me daba. Por menos de la mitad de eso he dejado de hablarle a una persona que he querido muchísimo. Pero se me pasó el disgusto cuando encendí en mi casa la televisión con el tiempo justo para ver cómo lo sacaron del Gran Hermano a Jarén, por aguado. Eso por lo menos me devolvió la seguridad en la justicia divina. Y ahora que lo recuerdo no le guardo ningún rencor a Cinthya, más bien me causa gracia, por no decir risa. Creo que soy mal llevado.

Desde mi última decepción, que no se las he contado con quién porque respeto muchísimo a esa persona, se me han quitado las ganas de buscar. Mejor dejo que me encuentren, porque si anduviera buscando a alguien, esa sería Tamara que es bastante simpática, graciosita y un poco cruel, pero en el fondo muy noble y de buenos sentimientos, aunque no tan tetoncita como yo quisiera. Algo malo debía de tener, no?

miércoles, agosto 24, 2005

un día normal.

Por fin hice una llamada que iba posponiendo desde ayer y con eso doy por terminado mi jornada laboral del día. Hoy fui a trabajar con la barba atrasada y con mi semblante de anochecido. Si alguien me viera daría el llamado a la policía por mi cara de presidiario. Y yo, no señora, no se apure que la compu es mía.

No quiero ir a clases porque no hice un deber muy pendejo y apresurado que nos mandaron el lunes, y en parte porque me da mucha pereza eso de rasurarme, lavarme los dientes y bañarme. Pero a Dios gracias soy muy inteligente y encontré algo parecido a una solución. Primero, Llegaré a la tercera hora y segundo, me bañaré mientras me afeito y me lavo la boca para que el trauma de quitarme la mugre sea menos fuerte. Una vez vi a una chica hacer todo eso cuando se duchaba, creo que fue en mi vida pasada, y para qué, quedó muy bonita, más sana, incluso engordó la muchacha.

Lo peor que le puede ocurrir a un vago es estar cansado y ese es mi caso. Llego a mi casa todos los días mareado de nauseas y viendo puntos negros de agotamiento. Si fuera una chica estuviera muerto del susto, pero bien sabemos que los hombres no nos embarazamos así que puedo andar tranquilo.

Apropósito de muertos, ayer andaba muerto del sueño y supongo que nadie se dio cuenta. Entre pesadillas salí de clases a comprar unos chicles y cuando regresé saludé con un beso en la mejilla a Juan Carlos y de un apretón de manos a Tamara. Hasta creo que terminé haciéndome más amigo de Cinthya.

domingo, agosto 21, 2005

like you.

El viernes fui a clases, como siempre, y regresé a mi casa en la madrugada. Harto estudio en la U. Llegué a las dos de la madrugada. A correazos me subieron. No, mentira. Sólo me esperaba el único que ser que me espera, mi gato, para que le dé de comer.

Ya me había hecho la idea de no hablarle a una persona muy conocida por ustedes, pero eso fue exactamente lo que dejó de ocurrir éste fin de semana. Para mi sorpresa me encontré con ella en el mismo taxi y despidiéndome con un beso en la mejilla de la persona que juré nunca volvería a saludar, Cinthya.

No cabe decir que nos perdonamos porque como ella mismo dijo no somos nadie para perdonar a nadie, sólo puedo reconocer que otra vez establecimos relaciones de buena intención. Hablamos toda la noche lo que no habíamos podido en dos años. El motivo del distanciamiento, mis resentimientos de larga duración.

Hasta de ustedes hablamos, y quedamos en que le ayudaría a ponerse un blog, y me alegra haberlo escrito, porque ahora sí, con la declaración escrita, me siento comprometido ayudarla. Solamente espero no redactar el poste de rectificación.

Me contó que se sintió muy defraudada con los mensajes que le envié a su celular hace dos años. También le parece que ya no publico cosas en el blog con tanto contenido como antes. Así mismo, le dije, que me sorprende que todavía escribiera con la izquierda.

Hay cosas que cambian y otras que no. Tampoco me gusta repartir los te quiero mucho a todo el mundo y ahora intento aprender a dárselos sólo a quienes las merecen y únicas dos personas con quienes me escribo. Uno muy grande para Princesa de La Tinieblas por quien siento mucho no se haya concretado el viaje a GYE, Distrito Federal. Y otro para Carol, que se fue a la playa y ni se dio tiempo en el camino para pasarme recogiendo. Igual las quiero a las dos de formas muy distintas y únicas.

miércoles, agosto 17, 2005

only princess admitance.

Pasé por la Californication y estuve viendo por unos minutos cual de los dulces me convendría comprar hasta que por fin me decidí por el único que compro siempre, una bolita de chocolate rebosante en manteca de chancho. El botón de autodestrucción de éste blogger tan sólo cuesta cincuenta centavos. No pude reprimir mis lágrimas de cocodrilo chocarrero cuando extraje de mi bolsillo todo lo que tengo para vivir hasta fin de mes, dos dólares arrugados, un chicle masticado, una polilla y una tapilla de cola.

Antes el dinero me alcanzaba para darme gustos, y no es que yo esté forrado en billetes, eso será cuando muera y mis obras cobren fama mundial, pero ahora apenas si tengo para la buseta. Imagino que tal estado de escasez viene por las dos tarjetas mensuales de Internet.

No me sorprendería que llegue el mes próximo la planilla del fono adjunta a una orden de arresto. Pero no le temo a eso, pues estoy acostumbrado a vivir en este mundo en que no hay nada. Ni siquiera tumbas para los muertos, sino que los bajan a machetazos de los caballos y los entierran allí mismo, sentados. En que la luz aun permanece incendiada por los nubarrones de azufre de la creación. En que hay que disputarse un puesto con los cangrejos para dormir. En ésta tierra tan lejana que ni siquiera Dios ha podido llegar.

Nada de eso me preocupa, sino otra cosa, que para dentro de treinta días se me viene un problema enorme y ni siquiera mi naturaleza múltiple me pondrá a salvo de la destrucción. Si por lo menos tuviera un sicario para defenderme. Tal parece que se avecina un nuevo triunfo de las fuerzas del mal.

domingo, agosto 14, 2005

Qué bonito.

Se nota que me han extrañado muchísimo, la cajita de los comentarios me lo indica. Ya me imagino que si un día alguien, no sé, el que reparte periódicos de casa en casa les dice al llegar a la suya, saben qué, se ha muerto el del blog de la esquina por falta de visitas. Sin interrumpir la partida de ajedrez alguno diría sin pena, ya era hora. Otro por ahí sin pestañear de su programa de televisión confirmaría, hace tiempos. Alguna señora desde la cocina y sin dejan de picar las cebollas, sí, qué bueno que se haya muerto para siempre.

No habría mayores vacíos en éste mundo que el de una silla pika frente a una televisión con vista al Gran Hermano, y ninguna otra herencia qué repartir que una cámara de tres y medio de megas mordisqueada que no capta bien imágenes en movimiento en el tumulto de personas que nos agrupamos como borregos en un centro comercial para ver en persona a una de las eliminadas del reallity.

Ya se me olvidó qué día fue, creo que el martes por la tarde, en que estuve con una hora de anticipación esperando la llegada de Liliana, la chica fuerte y la más bonita del Gran Hermano que fue eliminada la semana pasada. Estaba con ansias desde la mañana en que recibí un mensaje y llamaba a todos mis amigos faranduleros que a larga terminaron enterándose por mí del rumor enredado entre distintas verdades contrarias y boletines de prensa desmentidos por quienes luego se encargaban de confirmar su autenticidad. La verdad de la noticia extraordinaria que fue verla, como la vimos, en un éxtasis de asombro infantil ante el tumulto de gente que gritábamos su nombre.

Nuca me ha entusiasmado el fútbol, ni la política, ni los papas muertos, ni el derrumbe del gobierno, ni el despertar de la creación, porque yo, al igual que toda ésta gente, no tenemos historia, sólo tenemos a la vida que es grande y complicada, y de la cual los días más largos apenas nos han servido para aprender a vivirla.

La Princesa Escorpión.