luego de permanecer por mucho tiempo en la sala de espera de la clínica guayaquil, nos permiten entrar a la habitación de verónica. michel ha nacido, aproximadamente, en la semana cuarenta de gestación.
verónica y lorena se miran y gritan emocionadas, una de las enfermeras que permanecen en la habitación les pide que hagan silencio. ellas no les hacen caso. lorena corre hacia verónica que permanece acostada en la cama. da pasitos cortos y ruidosos, haciendo sonar los tacos de sus sandalias. se abrazan y lloran juntas. yo me quedo a un par de metros de distancia. miro la mano de verónica que tiene un catéter insertado entre los tendones, la mueve con cierta dificultad sobre la espalda y el cabello de lorena.
a su lado, descansando sobre almohadas, permanece el niño recién nacido. redondo, rosado, con poco pelo e impersonal como todos los niños. cuando crezca irán asomando los rasgos de sus padres.
atrás, sentados en un mueble, los padres de verónica miran hacia la cama llenos de ternura. la señora alza la mirada. le hago un gesto de saludo. ella pega un respingo, talvez se sintió ofendida. le habla algo a su esposo. el señor parece ignorarla, mira al cielo como implorando perdón. él se levanta y sale de la habitación. ella lo sigue sin parar de hablar, sin darle tregua.
lorena le da un beso en la frente al niño, toma su manito con el pulgar y le dice cosas tiernas, el niño permanece indiferente.
lorena: ay, pero si se parecen igualitos —dice lorena conmovida. verónica le sonríe tiernamente.
me acerco a verónica y la tomo de la mano, no la del catéter, y le doy un beso. verónica tiene el cabello recogido con una banda de goma, usa un camisón holgado y medias de lana.
ricardo weblog: y esas polines? —le pregunto.
lorena: para el friecito, no quiero que me de gripe por culpa del aire —dice.
ricardo weblog: y cómo te sientes?
ella suspira y mira con ilusión al niño a quien lorena sigue hablándole.
verónica: te parecerá trillado, pero ha sido la experiencia más hermosa de mi vida —dice—. cuando me trajeron al bebe me quedé en ceros, admirando su belleza y cuando lloró, me puse a llorar yo también de la emoción.
ricardo weblog: lo sabía, tu vida anterior ha pasado a la historia.
verónica: le decía a mi mami que después de todo, lo mas raro de este día ha sido que no he podido tomarme mi tecito de las cinco y ella me dice, que no sólo eso, sino que salir por las noches, dormir hasta tarde los domingos y las copas en el karaoke se han detenido por un tiempo. hoy, con esta gran responsabilidad, es que empiezo a ser conciente de ello.
lorena saca la cámara de fotos y empieza a inmortalizar el momento. me pide que tome al niño y lo ponga encima de la cama. miro a verónica como pidiéndole permiso.
verónica: te lavaste las manos? —me pregunta.
ricardo weblog: antes de entrar —le digo—, lorena gastó como dos cajas de toallitas húmedas sólo en mis manos.
verónica: eso da cáncer. mejor usa óleo calcáreo —dice y toma de la mesa a su lado una botella como de shampoo de bebe y vierte algunas gotas en mis manos.
tomo cuidadosamente al niño, me tiemblan las manos. lo acomodo en la cama. lorena hace algunas fotos. el niño parece sentirse irritado y empieza a emitir ruidos. verónica, extremando precauciones, lo coge y lo coloca en su regazo. hace un gesto de dolor.
verónica: ay, la herida de guerra —dice mientras acomoda al niño en otra posición.
ricardo weblog: te hicieron la cesaria? te dolió? —le pregunto.
verónica: ajá, pero más me duele ahorita —dice bajándose el blusón y descubriendo su pecho—. parece que ya está pasando el efecto de la anestesia.
su pezón antes rosado y pequeño, ahora es oscuro y redondeado. ella lo acerca a la boca del niño y éste lo succiona muy lentamente, casi como cuando yo lo hacía con ella. desvío la mirada un poco ruborizado hacia el rostro sonriente de verónica.
verónica: ya tenemos el vínculo afectivo —me dice—, mira.
el niño ha rechazado el seno y examina atentamente, con los ojos muy abiertos, el rostro de su madre.
ricardo weblog: ya tienes leche? —pregunto.
verónica: no soy una vaquita —dice verónica sonriendo, ocultando el seno descubierto.
enfermera: la subida de la leche verdadera no se completará hasta que haya transcurrido uno o dos días —recita de memoria la enfermera, regulando el goteo del suero—. ahorita la señorita, como es madre primeriza, segrega calostro. es una sustancia que tiene los mismos nutrientes que la leche materna.
ricardo weblog: y qué medicamentos le han mandado? —pregunto a la enfermera. es una mujer mayor y avinagrada. ésta se desentiende de mi pregunta, recoge gasas en una bandeja.
verónica: nada —dice verónica—, la doctora me dijo que después del suero sólo debo descansar, vigilar mis posturas y procurar dormir al menos una siesta al día.
lorena: no te creo —dice lorena tomando al niño en brazos luego de echarse medio frasco de óleo—, voy a ponerme en contacto con esa doctora para que me recete lo mismo.
la enfermera se acerca a lorena y le quita al niño con un movimiento rápido y certero como un zarpazo. ella se queda en una pieza, mirándola enojada. pero la enfermera le da la espalda y rápidamente sale de la habitación.
lorena: qué le pasa a esta chola igualada? —se pregunta molesta.
verónica: no me lo haga llorar —dice verónica gritando al aire—. le van hacer su evaluación, se la hacen a cada instante —acota mirándonos.
ricardo weblog: ah, sí, pues —digo—. yo leí sobre eso en internet. la prueba avatar, no?
verónica: no, apgar —me corrige—. le descongestionan la naricita, le ponen sus gotitas para los ojos y su vitamina k.
lorena: pero eso pueden hacerlo aquí mismo —señala lorena sentándose a su lado en la cama.
verónica: es que también me le van a pinchar —dice verónica con tristeza—. su pediatra de cabecera le examinará la sangre para verificarle el nivel de azúcar.
lorena: aquí donde la ves —me dice lorena que había acompañado desde la mañana a verónica—, vero es más periodista que tú. antes de internarse preguntó al equipo de enfermeros todo el protocolo del parto.
verónica intenta ponerse en pie. lorena y yo la ayudamos. verónica se coloca una toalla en el vientre y se incorpora apoyada en nosotros. yo le sostengo la funda del suero y lorena la ayuda a calzarse las pantuflas.
ricardo weblog: no deberías quedarte en cama descansando? —pregunto mientras salimos de la habitación.
verónica: me dijeron que caminar favorece la recuperación de la cirugía.
lorena: hasta cuándo te quedas? —pregunta lorena.
verónica: tres días. la recuperación por cesárea es mas lenta que por alumbramiento —dice, arrastra los pies—. hicieron las llamadas? —pregunta acordándose de repente.
ricardo weblog: sí, flaca —dice lorena abrazándola por la cintura—. ya lo saben en medio mundo.
verónica: bien, debo estar preparada —dice adolorida—. mañana habrá un desfile de visitantes entrando y saliendo.
ricardo weblog: tus amigos del aeropuerto se han comprometido en traer litros de coctelitos para celebrar —le comento.
verónica: uy, qué pena —se queja—. pero no puedo beber!
ricardo weblog: no importa —le digo—, agarras una copa vacía y te damos vueltas para que te marees.
verónica se agarra el vientre y ríe poniéndose colorada.
ricardo weblog: viene aerogal? —me arriesgo a preguntar.
verónica: no —corta con una sonrisa amplia, serena—, quiero que el primer día de mi bebe transcurra tranquilo y sin complicaciones. su primer día y el resto de su infancia.
verónica nos mira atentamente, pues nos hemos quedado en silencio, sorprendidos de su cambio.
verónica: el doctor me dijo que no hiciera esfuerzo levantando cargas inútiles —bromea.
caminamos a lo largo del pasillo y cuando regresamos, encontramos a sus padres cuidando al niño. verónica toma al niño y le da de amamantar. hablamos de muchas cosas con ella y con sus padres. de los días que vendrán, de sus ganas contradictorias de volver a volar y, al mismo tiempo, renunciar a iberia y para disfrutar cada segundo con su niño. nos dice que no volverá a cerrar los ojos tranquila hasta cuando vaya a la universidad.
horas después, lorena y yo los miramos dormir. ella se acerca al niño y le da un frágil beso en la frente, sus ojos se llenan de lágrimas. la observo enternecido hasta el alma y la abrazo por la espalda. ella se voltea a mirarme, tengo la mirada clavada en el niño que sigue dormido.
lorena: no —dice adivinando mis pensamientos.
ricardo weblog: no qué? —me defiendo.
lorena: no a eso que estas pensando —dice acurrucándose en mi pecho—. qué pasaría si me dejas unos años después?
ricardo webog: eso no va a suceder.
lorena: yo quiero el porvenir planeado. no así, sería una irresponsabilidad. como decir, con el andar del carro se acomodan los zapallos.